En una de las calles
principales del barrio de San Andrés, encontramos la filial bancaria del grupo
Attijariwafa Bank (التجاري وفا بنك). Constituido en Francia en 2006, Attijariwafa
Bank Europe se define como «socio privilegiado de la
comunidad marroquí residente en Europa, así como acompañante en los
intercambios comerciales entre empresas europeas y empresas del norte y del
oeste de África».
En un primer vistazo desde
fuera, advertimos algo que llama preponderantemente nuestra atención: más allá
del rótulo en el que aparece el nombre del banco, no hay ni rastro de cualquier
manifestación posible de la lengua árabe. En efecto, los carteles que se pueden
ver desde el exterior (sobre los servicios que ofrece el banco, por ejemplo)
están escritos íntegramente en español.
Una vez dentro de la oficina,
reparamos en que apenas hay carteles o letreros en árabe que podamos leer; de
nuevo, está todo escrito en español. Sin embargo, durante nuestra visita a la
filial coincidimos con algunos clientes de modo que, mientras esperábamos a que
nos atendieran, tuvimos la oportunidad de escucharles hablar entre ellos (esta
vez sí, en árabe magrebí o دارجة), hacer las consultas de rigor al personal del banco
e, incluso, hablar por teléfono.
Como ya parecía previsible, al pedir algunos panfletos en árabe con los que poder practicar la lectura, nos advirtieron de que la mayoría estaban en español o francés. Aún así, nos atendieron muy amablemente y buscaron algo que pudiera ser de utilidad e interés para nosotras. Únicamente conseguimos la fotocopia de un tríptico donde se detallan los pasos a seguir para abrir una cuenta corriente.
Tríptico de Attajariwafa Bank
En definitiva, la visita a Attajariwafa
Bank no es obligatoria si lo que buscas es tener la oportunidad de
hojear algún folleto o leer algún formulario escrito en árabe. Si por el
contrario, lo que buscas es afinar el oído o escuchar hablar a nativos en un
entorno cotidiano puede que te merezca la pena. En nuestro caso, mientras esperábamos a que llegara nuestro turno, prestamos especial atención para comprobar si nuestro nivel nos permitía entender algunas de las interacciones que presenciamos entre el personal del banco o de estos últimos con los clientes y, en algún momento dado, escuchamos algún هنا؟ («¿aquí?», preguntando dónde tenía que firmar exactamente) o
algún شُكْراً
(«gracias») esporádico.
Uno de los aspectos a tener en cuenta es que, en un banco, puedes encontrar a personas de distinto origen o procedencia lo cual repercute irremediablemente en el idioma, puesto que la lengua árabe presenta diferentes acentos y dialectos. Por ejemplo, uno de los clientes no parecía tener acento
marroquí, dado que la forma en la que dijo «gracias» no sonaba como
acostumbramos a oír, /shukran/, sino más bien:/chukran/. Así que, a pesar de no encontrar mucho material en árabe con el que practicar, la visita fue productiva y agradable.
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